El caso de la preparatoria Francisco Medina Cedillo, de Tampico, ha retumbado a nivel nacional; sin embargo, la historia que nos ha tratado de vender su directora, Sonia Juana Corona, la verdad esta a medias, simplemente la trama está incompleta.
Esta institución, que se ubica sobre la avenida Hidalgo, tiene años cayéndose a pedazos, y ninguno de sus exestudiantes, que hoy son muy exitosos, ha regresado siquiera a darle una “manita de gato” con cal a sus paredes.
Pero apenas se ha manejado la versión de que se buscaba desalojarlos, y nada más les ha faltado grabar una película sobre la vida de esta escuela: la han victimizado peor que en los capítulos del programa “Mujer, casos de la vida real”.
Todo comenzó el pasado 11 de diciembre, cuando la alcaldesa Mónica Villarreal llegó personalmente a dialogar sobre el tema de una reubicación, para que el inmueble fuera reutilizado por un CBTIS.
Pero ¿qué pasó? Alguien dolosamente manipuló a los padres de familia para que atacaran a la primera autoridad y, la neta, fueron hasta groseros; la trataron muy mal, cuando la alcaldesa solo buscaba llegar a un acuerdo.
A partir de ese momento han emprendido una campaña de “autovictimización” para desprestigiar esta intención del gobierno y tratar de frenar algo que, la neta, debe ser infrenable.
Esta escuela existe desde 1983 a la fecha, es decir, 42 años. Antes fue la preparatoria Matías S. Canales y ha operado bajo la figura de Preparatoria Federal por “cooperación”, Asociación Civil.
Y aquí empieza la parte de la historia que la directora, Sonia Juana Corona, ha olvidado contar, pues con esta figura legal operan y se manejan prácticamente como una escuela particular.
La Medina Cedillo empezó a funcionar con apoyo de la federación y de los padres de familia, pero hace cerca de 30 años dejaron de tener subsidio y hoy solo tienen ingresos provenientes de los padres.
Una prepa que, en realidad, es una escuela “particular” alojada en un inmueble prestado por el municipio durante 42 años: NO HAN PAGADO RENTA.
Ellos son autónomos, por medio de una asamblea, para designar a director y directivos, pero no quieren ser autónomos para pagar un arrendamiento, y por eso han hecho todo un show en redes sociales.
Cobran cerca de 1,100 pesos de mensualidad y cuentan con 240 alumnos; es decir, tienen un ingreso seguro de 264 mil pesos mensuales, que al año les da aproximadamente un presupuesto cercano a los 3 millones 168 mil pesos, que manejan a su antojo y sin rendir cuentas.
Y no está mal ni cometen ningún delito, porque, repito, prácticamente son una prepa privada, pero que no se aferren a un edificio que simplemente no es de ellos.
Con esa cantidad pueden seguir operando en otro lugar, sin bloquear la llegada de un CBTIS, que será más económico y con muchas plazas de maestro.
Así es que: ¡no lo engañen!
Podrán contarnos mil historias de estudiantes que hoy son exitosos y que salieron de estas aulas, pero eso hoy es parte del pasado. Hoy la Medina Cedillo es otra y vive otras circunstancias.
Su ciclo ha terminado. Estuvieron décadas en este inmueble prestado y es momento de regresarlo a Tampico y a los tampiqueños, para que pueda llegar un CBTIS a la zona sur de la ciudad, lo cual es justo para los habitantes de las colonias Cascajal, Morelos, El Golfo, Mainero, Tamaulipas y todo ese sector.
Es momento de contar con una escuela de este nivel, que ayudaría a disminuir la deserción escolar y apoyaría el bolsillo de los padres de familia.
La escuela Medina Cedillo no va ni debe cerrar; lo que sí debe hacer es irse a rentar un local y pagar renta, para que siga teniendo sus puertas abiertas, eso es lo justo.
Ya se ahorraron muchos años de este pago; que le den la oportunidad a otra escuela que tendrá colegiaturas más económicas.
Al municipio no le debe temblar la mano y debe proceder para permitir la llegada del nuevo CBTIS.
Tampico no debe ser rehen de los caprichos de nadie.