David Ed Castellanos Terán
@dect1608
En El Chorrito, allá donde la sierra se abre al cielo y el silencio parece tener alma, se levanta una virgen que —dicen— será la más grande de América Latina. Y no es casualidad que sea tamaulipeca ¡ahueeee!
El próximo 12 de diciembre, mientras el país se encomienda a la Guadalupana, aquí se entregará la primera etapa de la Virgen de la Misericordia, una obra monumental que el gobernador Américo Villarreal Anaya quiere convertir en punto de encuentro espiritual y social. Los ojos de bronce de esta virgen fueron bendecidos por el Papa León XIV, pero lo que más importa no es el tamaño de la escultura, sino lo que simboliza: una reconciliación entre la fe, el gobierno y el pueblo tamaulipeco que urge haga conciencia del rumbo que quiere tomar.
Quizás suene anticuado, pero sigo creyendo que las sociedades no se sostienen sólo con políticas públicas, sino con convicciones morales. No se trata de rezar para que bajen los homicidios ni de levantar santos para ocultar los errores humanos. Se trata de recordar que el núcleo familiar —esa primera iglesia, la que no necesita púlpito— es el punto de partida para cualquier reconstrucción social.
La familia, el respeto, la misericordia, son palabras que algunos prefieren evitar porque suenan conservadoras. Yo, que soy un pecador empedernido, prefiero decir que son el lenguaje con el que se escribe la paz. Y si el Estado encuentra en la espiritualidad un aliado, en lugar de un tabú, quizá estemos aprendiendo a sanar lo que la política rompió, sí, lo que la política desquebrajo.
Villarreal Anaya recorrió el santuario, escuchó a su gente y habló de bienestar. No prometió milagros, pero apostó por algo más difícil: motivar a la gente a mirar hacia dentro. En una época donde la devoción se mide en likes y las crisis se disuelven en discursos, y con la siguiente problemática tendencia en redes sociales, no hay duda que esa fe silenciosa puede ser más revolucionaria que cualquier decreto.
La Misericordia que emerge en El Chorrito no sólo mira hacia el cielo. Nos mira a nosotros, los que seguimos buscando sentido entre los escombros de lo cotidiano. Y aunque el pecado nos gane por momentos, todavía hay quienes creemos que Tamaulipas necesita más oraciones sinceras que discursos vacíos.
En la intimidad… La Universidad Autónoma de Tamaulipas abrió la convocatoria para el Doctorado en Ciencias de la Salud, con sede en la Facultad de Medicina de Tampico. Un programa de tres años, presencial, que busca formar investigadores y generar conocimiento científico aplicado a los problemas reales de salud.
El proceso de ingreso estará abierto hasta el 14 de noviembre de 2025. Las entrevistas se realizarán el 13 y 14 del mismo mes, y el Ceneval EXANI-III el 22. El inicio de clases será el 12 de enero de 2026.
En un contexto donde el sistema de salud pública vive entre recortes y rezagos, la apuesta de la UAT por la ciencia y la formación de alto nivel suena a un acto de fe en la inteligencia humana. Otra manera —más terrenal, pero igual de necesaria— de cuidar la vida.
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