Jamlet Política…
Por J. Eleazar Ávila Pérez
El Grito de la Independencia -natalicio de Porfirio Díaz-, tiene dos caras, como en el mito de la luna. La primera, la oscura, perniciosa, deliberada tragedia de la ignorancia colectiva edificada durante más de 200 años, con un cura del que ni siquiera conocemos su rostro y una arenga que nos amarra a todo, menos a la libertad territorial.
La misma arenga del No Padre de la Patria, el travieso sacerdote Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor, tiene varias versiones, pero una coincidente, nunca proclamó “Independencia”:
“Mexicanos: ¡Mueran los Gachupines! ¡Muera el mal Gobierno! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América libre! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!” o bien un “Mexicanos: ¡Viva la Religión! ¡Viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno!”.
Y con eso tenemos para abrir una discusión que puede ser interminable. Como concluir que nunca fue el interés de una Independencia de México, porque no fuimos México menos frágil hasta el 28 de septiembre de 1821, con el Sí Padre de la Patria Agustín de Iturbide.
Al primero, entre matanzas cruentas en el centro del país, solamente duró unos cuantos meses, porque arrestado en marzo de 1811 y fusilado en julio del mismo año. El segundo, Agustín Cosme Damián de Iturbide y Aramburú, un militar y político -asesinado en Padilla, Tamaulipas- que realizó todo un esfuerzo de más de dos años para dar a luz a la nación.
Logró él, el Plan de Iguala –del 24 de enero de 1821, concretado entre el 27 y 28 de septiembre- , del que emergen las llamadas Tres Garantías: Religión, Independencia y Unión. Ahora sí con un “México Independiente” y aun así, hay que ponerlo entre comillas, porque desde Benito Juárez a la fecha, somos altamente dependientes de los Estados Unidos.
A estas alturas de la historia, lo que sobran son datos, anécdotas, documentos que confirman que nuestros mandatarios, para bien y para mal, entre apuros y sumisión, siempre han estado sujetos a la presión de la Unión Americana, como ahora mismo los vivos pueden “agradecer” a Donald Trump.
Basta revisar la barbarie populista del desmantelamiento de las instituciones de AMLO como para no saber, que el Estado es débil y ha sido traicionado desde el mismísimo Palacio Nacional, por décadas.
Y en el entendimiento, si todo lo que se realiza por estos días viviera en un mundo alterno, ejemplo, en la década de los setenta -que ya lo vivimos-, no me cabría la menor duda de que el estado mexicano actual pasaría desapercibido, con el control de medios que fue de papel, radio y tv, como de papel es ahora lo que se realiza frente al poderoso filtro de las redes sociales, donde los juicios son sumarios.
Y aun así, la prevalencia de ayer y de hoy “es por lo mismo”, diría el doctor de Cerritos, San Luis Potosí. Un frío y calculado amansamiento social, que en el paralelo y eso hay que agradecerlo, cientos de miles acuden a las plazas principales a gritar lo que no comprenden, porque no están entrenados para ello, y en suprioridad disfrutar de la fiesta musical.
Curiosamente esta vez en la voz de la doctora Claudia Sheinbaum no escuchamos el “Viva la Cuarta Transformación”, el movimiento que le llevó al poder, en el adagio de Calderón “haiga sido como haiga sido”.
“Mexicanas, mexicanos: ¡Viva la Independencia! ¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla! ¡Viva Josefa Ortiz Téllez-Girón! ¡Viva José María Morelos y Pavón! ¡Viva Leona Vicario! ¡Viva Ignacio Allende! ¡Viva Gertrudis Bocanegra! ¡Viva Vicente Guerrero! ¡Viva Manuela Molina ‘La Capitana’!”
“¡Vivan las heroínas anónimas! ¡Vivan las heroínas y héroes que nos dieron patria! ¡Vivan las mujeres indígenas! ¡Vivan nuestras hermanas y hermanos migrantes! ¡Viva la dignidad del pueblo de México! ¡Viva la libertad! ¡Viva la igualdad! ¡Viva la democracia! ¡Viva la justicia! ¡Viva México libre, independiente, y soberano! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”.
Y no, no estuvo en su corazón un viva para las madres buscadoras; si no están ellas… no llegaron todas. Como tampoco caben y no sé por qué insisten desde que tengo uso de razón en decir que hasta ahí llegan millones de mexicanos.
El asunto es que la cita es que “280 mil mexicanas y mexicanos se dieron cita en el magno Zócalo de la Ciudad de México” y es que, aun cuando ya se inventó la aritmética, desde que yo recuerdo nadie ha juntado más que Rigo Tovar y no fue en el corazón de la nación.
Habría que decir, si ese es el corazón, hay que entender lamentar, el cómo está el resto de las partes de su cuerpo. En fin, como decía John Ruskin “las grandes naciones escriben sus autobiografías en tres manuscritos: el libro de los hechos, el libro de las palabras y el libro del arte”.
Nuestra Política: “¿Quién no sabe que en México seguimos al pie de la letra el precepto bíblico de alabar a los muertos? A los vivos los elogiamos cuando pueden darnos algo”. Amado Nervo.
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